estamos entrenados para experimentar la vida, pero no para la muerte, nos basamos en la cultura Tibetana para traer al frente esta poderosa oportunidad para relacionarnos con la muerte de una manera distinta, la cual nadie nos enseña sin embargo funciona de manera extraordinaria, es un entrenamiento que nos reta ya que no es un entrenamiento para superar el duelo que no has sanado porque no somos Tanatólogos, sin embargo se abre una consciencia acompañada de acciones las cuales quizá sin el entrenamiento no hubieran ocurrido antes.